¿Por qué es tan difícil hablar de suicidio?
¿Por qué es tan difícil hablar de suicidio?
Este mes el tema del suicidio tiene más relevancia de que hablar, pero en general, durante todo el año evitamos hablar de él y del impacto que tiene el suicidio en las personas cercanas que han vivido esta situación y en sociedad en general.
La dificultad para hablar sobre el suicidio ocurre, incluso, con personas cercanas, como familiares y amigos, ya sea por culpa, vergüenza y miedo de ser etiquetados o invalidados y, en algunos casos, porque se sienten responsable de la muerte del ser querido y con el sentimiento de que deberían hacer más.
Las estrategias para afrontar las experiencias emocionales son variadas, algunas evitan hablar del tema, cambian de dirección o, en otros casos, modifican la historia de la muerte para evitar el estigma por asociación. Los familiares también disminuyen su interacción social, avergonzados de no saber qué decir o cómo reaccionarán los demás, hablando poco de lo sucedido, tratando de cuidar la imagen del ser querido, y con la sensación de poca comprensión de su entorno sobre su pérdida, sentirse inadecuado y obstaculizar la expresión emocional que ayudaría a elaborar su dolor.
La comunidad en general favorece una cierta vulnerabilidad al no hablar de suicidio, atribuyendo actitudes y asociaciones negativas a las personas que piensan o han intentado suicidarse. Estos prejuicios se extienden también a los amigos, familiares o personas vinculadas a la persona que intentó suicidarse, lo que aumenta el estrés y disminuye la calidad de vida de las personas afectadas, generando, en el peor de los casos, una disrupción familiar y social para evitar la estigma de la muerte por suicidio.
En el caso de los profesionales de la salud que trabajaron directa o indirectamente con un paciente que piensa en suicidarse, también experimentan la pérdida de la persona, y en muchas ocasiones se sienten responsables de la muerte, con la sensación de fracaso por fallar en prevenir. La respuesta en general es similar a la de los familiares: evitan hablar de lo sucedido por temor a las reacciones de familiares, compañeros, otros profesionales, o de ser responsabilizados por la muerte, obstaculizando la continuidad de su trabajo y mermando su calidad de vida, además de de no tener un espacio para hablar sobre el suicidio de su paciente.
El suicidio es un problema estigmatizado, y su expresión natural y abierta está restringida en múltiples contextos, incluidas las personas en riesgo de suicidio, que evalúan su propia experiencia con las mismas actitudes negativas que la cultura se suicida.
El resultado de esta autoestigmatización es que la persona cambia la percepción de lo que está sintiendo, incluyendo juicios sociales y generando preocupación por lo que otros puedan hacer o pensar sobre ella, y con el sentimiento de inadecuación por tener ideas relacionadas con el suicidio.
Estas condiciones pueden influir en la persona en riesgo de suicidio para que no exprese lo que está sintiendo, disminuyendo la posibilidad de recibir apoyo o ayuda de sus redes de apoyo. Al mismo tiempo, la comunidad no sabe cómo abordar el tema, y suele tener miedo de hablar, como si no hablar del problema lo hiciera desaparecer, o, incluso, por miedo a no saber qué hacer o qué decir. La estrategia para afrontar el miedo acaba siendo la misma: evitar hablar de suicidio.
¿Qué hacer?
Necesitamos hablar sobre el suicidio, y debemos escuchar conscientemente, sin juzgar, realmente interesados en entender lo que está sucediendo, lo que estamos escuchando y poner cada respuesta en contexto.
Simplificar el suicidio clasificándolo como síntoma, sin entenderlo dentro de la familia, dentro de la sociedad, dentro de la cultura, solo favorece el aislamiento y la soledad que afecta a tantas personas impactadas por el suicidio en el mundo.
El suicidio es un tema complejo con múltiples variables, y para reducir los riesgos debemos estar abiertos a escuchar y hablar, creando un ambiente propicio para cuidarnos como sociedad. Es importante entender el suicidio ampliamente, somos parte de ese contexto que puede marcar la diferencia y generar condiciones para encontrar el entendimiento que necesitamos.
Hablar de suicidio evita su estigmatización.