Adolescencia y valores
Los jóvenes son conmovidos por la novedad, la búsqueda de sensaciones y el riesgo. Estos comportamientos pueden estar asociados con comportamientos impulsivos y mal adaptativos. Sin embargo, es en estas experiencias que descubren cómo quieren relacionarse con el mundo y lo que les importa, sus valores.
Los valores son como una brújula, guía la forma en que uno quiere avanzar hacia lo que importa, incluso cuando la vida parece difícil o confusa. Los adolescentes pueden pasar períodos unidos a ideas negativas sobre ellos mismos, como 'No hago nada bien', 'Debo tener algo mal conmigo', 'No soy bueno para eso' y me aleje de experimentar y vivir sus valores. P>
A veces, como adultos, los alentamos a pasar horas de su día en actividades que los preparan para el futuro, generando una desconexión creciente con el momento presente y la identificación de lo que les importa. Por lo tanto, pueden estar perdiendo muchas horas en actividades que no tienen sentido para su vida, convirtiéndose en adultos que viven preparándose para el futuro.
Es importante que los valores sean libremente elegidos y no se basan en las expectativas sociales o familiares. Sentirse persuadido para vivir de acuerdo con los valores determinados por el otro puede generar patrones inflexibles, con reglas sobre sí mismas y el mundo que no corresponden a la experiencia del momento presente.
Los valores están siendo descubiertos por los adolescentes a medida que ocurren experiencias con el mundo. La disponibilidad para las experiencias en vivo permite la expansión del repertorio conductual a través de la explotación, lo que les permite aprender y crecer.
Los adolescentes pueden identificar que les importa divertirse, estar con otros, desarrollar algunas habilidades físicas o intelectuales, practicar deportes. Los valores pueden estar presentes donde las emociones son más intensas, tanto las emociones positivas como las negativas.
Por lo tanto, se hace esencial no minimizar la voluntad de experimentar con los jóvenes sino guiarlo para vivir una vida con significado. Aumento de la disposición al presente y la sensación de vitalidad, fundamental para el desarrollo saludable y próspero.